Es creciente el interés por las variedades minoritarias de vid, no solo por Marketing en cuanto a diferenciarse, sino porque constituyen un tesoro biológico al encontrar variedades que por su adaptación al medio hacen un uso más eficiente del agua para enfrentarse así al cambio climático.
Algunas de ellas no llegan ni a las cien hectáreas en toda España. La mayoría son autóctonas, pero otras llegaron de fuera hace años, se adaptaron a unos suelos y un clima concreto y demostraron ser incluso mejores que en sus zonas de origen.
De los viñedos riojanos el Consejo Regulador incorporó en 2007 las variedades Maturana Tinta, Maturano, Monastel, Maturana Blanca, Tempranillo Blanco y Turruntés para recuperar el patrimonio vinícola riojano y aportar diversidad a su producción.
Galicia es uno de los paraísos para las uvas de escasa producción como es el caso de la brancellao.
La merenzao, maturana o tintilla, una variedad de la que se cultivan algo más de 100 hectáreas entre Canarias, Asturias, Galicia y La Rioja, la identificación genética ha permitido determinar que se trata de la trousseau del Jura francés.
La variedad caíño blanco, ubicada únicamente en Galicia con poco más de 60 hectáreas,
Y otra gallega es loureira una variedad que ha pasado de las 25 hectáreas de 1990 a las más de 600 actuales gracias a su impulso en Monterrei, Ribeira Sacra, Ribeiro y Rías Baixas.
También Canarias es un paraíso para las cepas autóctonas y minoritarias. Es el caso del albillo forastero cuyo origen es incierto. Con algo más de 600 hectáreas, la mayor parte de ellas en La Palma, esta variedad se ha asentado en Abona a una altura considerable por encima de los 1.300 metros.
Algo parecido ocurre con el vijariego blanco, originario de Andalucía pero localizado casi exclusivamente en Canarias con una superficie de cerca de 500 hectáreas.
La baboso negro de Tenerife, conocida también como la bruñal del Duero, la albarín negro de Asturias o el caíño gordo de Galicia, proviene del noroeste, y da lo mejor de sí misma en Canarias donde apenas se concentran 30 de las poco más de 60 hectáreas que hay en toda España, y esencialmente en El Hierro.
Y de Canarias a Baleares, la uva callet es una de las máximas exponentes. Parece que su origen se sitúa en Felanitx, aunque está extendida por toda la isla de Mallorca en 135 hectáreas. Y la gorgollassa, una variedad que solo está admitida como monovarietal en Vinos de la Tierra de Mallorca.
La uva rufete, cuyo origen se desconoce y que se cultiva en Portugal con ese mismo nombre o con el de tinta pinheira, cuenta en España con cerca de 700 hectáreas, la mayoría de ellas en Castilla y León, y más concretamente en Arribes de Duero y Sierra de Francia.
Descubiertas dos nuevas variedades minoritarias de vid tinta en Rioja