Pero; ¿qué especie de vino es ésta?

Este artículo surge como respuesta algo revulsiva al convencionalismo de este autor. Toda una vida en una región donde el vino es casi cultura, obliga a que la mentalidad respecto a este mundo esté quizás institucionalizada en las formas, prácticas, modos, usos, costumbres y gustos.

IgnoranciaReconozco sentirme orgulloso del prestigio que la mención de mi “terruño” tiene en el ámbito internacional, pero quizás eso me haga a la vez pecar de una visión excesivamente tímida y tremendamente parcial de un universo tan amplio y variopinto como el del vino.

Y como el conocimiento y la cultura son la mejor medicina contra la ignorancia; he tomado la decisión de distanciarme de la sensación de comodidad que proporciona lo conocido y tratar de imaginar si hay algo más allá. Esto me ha llevado a buscar la definición de la OIV respecto a lo que es vino y la uva de vinificación, siendo estos los resultados:

El vino es, exclusivamente, la bebida resultante de la fermentación alcohólica, completa o parcial, de uvas frescas, estrujadas o no, o de mosto de uva. Enlace.

Uva de vinificación. Uva fresca que, por sus características, es destinada esencialmente a la vinificación. A condición de que pueda ser estrujada o prensada usando los procedimientos ordinarios de cada bodega y produzca espontáneamente una fermentación alcohólica. Enlace.

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CEPAS VINTAGE

Es creciente el interés por las variedades minoritarias de vid, no solo por Marketing en cuanto a diferenciarse, sino porque constituyen un tesoro biológico al encontrar variedades que por su adaptación al medio hacen un uso más eficiente del agua para enfrentarse así al cambio climático.

Algunas de ellas no llegan ni a las cien hectáreas en toda España. La mayoría son autóctonas, pero otras llegaron de fuera hace años, se adaptaron a unos suelos y un clima concreto y demostraron ser incluso mejores que en sus zonas de origen.

De los viñedos riojanos el Consejo Regulador incorporó en 2007 las variedades Maturana Tinta, Maturano, Monastel, Maturana Blanca, Tempranillo Blanco y Turruntés para recuperar el patrimonio vinícola riojano y aportar diversidad a su producción.

Galicia es uno de los paraísos para las uvas de escasa producción como es el caso de la brancellao.

La merenzao, maturana o tintilla, una variedad de la que se cultivan algo más de 100 hectáreas entre Canarias, Asturias, Galicia y La Rioja, la identificación genética ha permitido determinar que se trata de la trousseau del Jura francés.

La variedad caíño blanco, ubicada únicamente en Galicia con poco más de 60 hectáreas,

Y otra gallega es loureira una variedad que ha pasado de las 25 hectáreas de 1990 a las más de 600 actuales gracias a su impulso en Monterrei, Ribeira Sacra, Ribeiro y Rías Baixas.

También Canarias es un paraíso para las cepas autóctonas y minoritarias. Es el caso del albillo forastero cuyo origen es incierto. Con algo más de 600 hectáreas, la mayor parte de ellas en La Palma, esta variedad se ha asentado en Abona a una altura considerable por encima de los 1.300 metros.

Algo parecido ocurre con el vijariego blanco, originario de Andalucía pero localizado casi exclusivamente en Canarias con una superficie de cerca de 500 hectáreas.

La baboso negro de Tenerife, conocida también como la bruñal del Duero, la albarín negro de Asturias o el caíño gordo de Galicia, proviene del noroeste, y da lo mejor de sí misma en Canarias donde apenas se concentran 30 de las poco más de 60 hectáreas que hay en toda España, y esencialmente en El Hierro.

Y de Canarias a Baleares, la uva callet es una de las máximas exponentes. Parece que su origen se sitúa en Felanitx, aunque está extendida por toda la isla de Mallorca en 135 hectáreas. Y la gorgollassa, una variedad que solo está admitida como monovarietal en Vinos de la Tierra de Mallorca.

La uva rufete, cuyo origen se desconoce y que se cultiva en Portugal con ese mismo nombre o con el de tinta pinheira, cuenta en España con cerca de 700 hectáreas, la mayoría de ellas en Castilla y León, y más concretamente en Arribes de Duero y Sierra de Francia.

Descubiertas dos nuevas variedades minoritarias de vid tinta en Rioja

 

 

Rebeldia y tradición: la revolución del Rioja

Rebelde: Se aplica a la persona o al animal que es difícil de educar, dirigir o controlar porque no hace caso de lo que se le manda.

vinos subterraneos...

Aunque parezca una locura mezclar la rebeldia y la tradición, hoy en día en vinos de Rioja pequeñas microbodegas se han lanzado a aunar estas dos palabras.

Una generación de jóvenes viticultores y bodegueros de Rioja a los que les une el respeto por la tierra que trabajan, las ganas de revalorizar el gran patrimonio vinícola de la zona, el recelo hacia las trabas burocráticas del sector y una concepción de su profesión más allá del beneficio económico.

Quieren ser una voz alternativa a las voces mayoritarias de Rioja, aglutinadas bajo un Consejo Regulador en el que los grandes grupos bodegueros imponen sus criterios, primando el volumen y los precios bajos a costa de la identidad de los vinos y la diferenciación de terruños.

Dentro de estas voces independientes cabe destacar Rioja ’n’ Roll, grupo de pequeños elaboradores formado por:

Roberto Oliván (Tentenublo Wines), Arturo y Kike de Miguel (Artuke), Sandra Bravo (Sierra de Toloño), Bárbara Palacios (Barbarot), Óscar Alegre y Eva Valgañón (Alegre & Valgañón), los franceses Olivier Rivière (Olivier Rivière Vinos) y Tom Puyaubert (Exopto), y el sudafricano Bryan MacRobert (Laventura).

“Queremos reivindicar los vinos de personas, de pueblo, de finca; vinos libres y sin encasillar que reflejen nuestra personalidad y la de los viñedos que trabajamos en muchas zonas de Rioja,” explican. “Practicamos una viticultura respetuosa con la naturaleza y nos emociona un buen viñedo, aunque no somos ingenuos; nos ganamos la vida elaborando vinos, pero también es algo vocacional. Seguramente ninguno de nosotros se hará rico con el vino. El dinero que tenemos lo reinvertimos en el viñedo o en la bodega. Nos gusta mancharnos las botas de tierra,”

Dentro de esta corriente también encontramos otros nombres como Roberto Oliván (Tentenublo) con su colección de vinos de parcela ‘Escondite del Ardacho’, Pedro Balda (y sus vinos naturales de ‘garaje’ de San Vicente), Gonzalo Gonzalo ( con su Gran Cerdo, nombre dedicado a los banqueros que le negaron el dinero para etiquetarlo) ó Vinos Subterráneos, vino de garage 100% punk rock e independiente de la DOCa Rioja.

No se a vosotros pero a mi me encantan los locos que van a contracorriente, hacen lo que les gusta, porque les gusta y lo hacen bien. Para todos ellos salud y rock ‘n’ roll!!

Vinos de toro con mucha cara

Hace poco perdiendo el tiempo de la tarde entre las distintas redes sociales, leí el título de dicha entrada, Vinos de Toro con mucha cara; ya sólo con el título me llamó y mucho la atención.

Se trata de nada más y nada menos de un proyecto desarrollado por Bodegas Matsu, el proyecto consiste en incorporar tres rostros, que evocan el paso del tiempo del vino y de las personas, juventud, madurez y vejez , tres etapas de la vida humana y de la mayoría de los vinos tintos.

Son tres vinos diferentes pero comparten el origen. El nombre de los vinos son El Pícaro (juventud), El Recio (madurez) y El Viejo (vejez).

Como bien dice el dicho: una imagen vale más que mil palabras, y éste es uno de esos casos:

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Lo que consiguió el titular de dicha noticia fue captar mi atención, lo que provocó que buscará información  sobre dicha bodega, y lo que encontré me sorprendió gratamente:

Matsu significa esperar en japonés y es el nombre de la bodega creadora de estos tres tintos elaborados al 100% con tinta de toro (que es como en esta denominación denominan a la tempranillo) obtenida de cepas entre 80 y 100 años.

La cultura Japonesa si por algo se caracteriza es por el respeto de la madre naturaleza, filosofía que ha marcado también la elaboración de dichos vinos.

Una breve descripción de los vinos son:

El Pícaro 2013:

Es el joven de la colección, es un vino de roble. El más directo y desenfadado. Está elaborado en su totalidad con tinta de toro (nuestra tempranillo) nacida de viñedos de entre 80 y 100 años de muy baja producción creando un vino valiente, conservando la potencia tradicional de esta D.O, pero suave a la vez. Precio: 7,20 €/botella.

          El Recio 2011:

Este es un vino corpulento, con una crianza de 14 meses en barrica nueva, tiene una nariz intensa con notas de chocolate, frutas negras y vainilla. Al probarlo el sabor sorprende Muy sedoso, se trata de un vino con cuerpo, pero al mismo tiempo muy fácil de beber. Precio: 11,20 €/botella.

          El Viejo 2010:

Es la sabiduría, la vejez, la experiencia. Y todo eso se muestra en la copa. Es un vino de alta gama, con una crianza en barrica nueva de 16 meses. Sabroso, potente, muy jugoso. Se elabora con la uva obtenida de viñedos centenarios de muy baja producción. Precio: 21,95 €/botella.

Independientemente de su precio, calidad del vino, etc. Bodegas Matsu tiene un muy buen concepto de lo que es el Marketing, o al menos a mí personalmente me lo parece, ya que ha conseguido llamar la atención de un posible cliente.

La Revolución de la botella

En la actualidad el diseño de la botella es muy importante, ya que hay un gran porcentaje de población que se guía por la imagen de esta.

Un nuevo estilo de diseño se está presentando en el ámbito comercial y de las ventas en los últimos años en el mundo, y es que muchas marcas de vino le están apostando a la inversión del diseño tanto de sus botellas como de sus etiquetas.

La Tendencia tradicional: se identifica por el empleo de elementos tradicionales, elementos que siempre han formado parte del lenguaje de la etiqueta de vino como letras con relieve y el color oro muy usado en casi todas las etiquetas.

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La tendencia moderna se identifica por el empleo de nuevos recursos estéticos, quiere transmitir al consumidor un nuevo concepto de vino mediante la configuración de la etiqueta, apostando por una gráfica sutil y aprovechando toda la sensualidad del contenido del producto, el vino.

Mejor que con palabras esto se refleja con imágenes donde podemos llegar a ver los diseños más sorprendentes y simples a la vez.

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Estamos llegando a ver que hay gente que solo compra la botella para coleccionarla, debido al diseño de su etiqueta.

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D.O Rioja llega hasta el Vaticano

Bodegas Heras Cordón (Fuenmayor, La Rioja) es la única española que suministra vino para todos los eventos que realiza el Santo Padre por todo el mundo.

Se trata de vinos de alta calidad, y “la única diferencia respecto al vino habitualmente vendido por la bodega es la etiqueta: las botellas llevan un etiquetado específico, con el logotipo papal y el evento que se va a celebrar».

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El lote enviado lo componen un centenar de botellas, etiquetadas con el escudo de armas del Vaticano y el logotipo del Xacobeo y posteriormente se mandará otro lote al Vaticano, que ha seleccionado el vino para la Nochebuena.

Así podemos llegar a ver que los vinos de Rioja están llegando a todos los lugares del mundo y esto es debido a su calidad, al gran trabajo realizado  y el mantenimiento de la calidad a lo largo del tiempo.

Heras Cordon es una pequeña bodega, que gracias a suministrar el vino al Papa ha ganado una gran fama y a aumentado su nivel de ventas.

Además, tener entre sus clientes al Papa es «realmente interesante», ha provocado que reciban un gran interés de otros posibles compradores”.

Todo esto además de incrementar la venta de vino, también ha ganado un aumento del turismo que llegan a conocer La Rioja y visitar algunas bodegas.

 

¿De dónde viene la costumbre de brindar?

Etimológicamente, la palabra brindar viene del alemán “bring dir’s”, que significa “yo te lo ofrezco”.

Sin embargo, el origen de la costumbre de brindar no tiene una explicación tan sencilla, y al respecto existen numerosas hipótesis e historias que tratan de explicarlo.

Una de estas hipótesis nos lleva hasta la Grecia del siglo IV antes de Cristo.

Por aquel entonces, era costumbre entre la clase pudiente celebrar grandes banquetes. Además, en aquella época, también era muy habitual deshacerse de los rivales en el ámbito político y en los negocios mediante el envenenamiento. Debido a esto, todo banquete se iniciaba con una ceremonia en la que, tras haber llenado la copa de todos los comensales, el anfitrión levantaba la suya, la mostraba a sus invitados y después bebía. Esto era una forma de demostrar que el vino que iban a beber no estaba envenenado, y sus invitados lo interpretaban como una señal de amistad y confianza.

Esta costumbre, posteriormente también fue seguida por los Romanos.

Cuando se brinda, además de alzar las copas, es también costumbre el hacerlas chocar contra las de nuestros vecinos de brindis, originando el típico sonido del cristal al chocar unas contra otras, y esto, también tiene su explicación.

Volvemos a remontarnos a la época de Griegos y Romanos, y a su afición por los grandes banquetes.

Tal era el número de comensales participantes en ellos, que para llamar la atención de los criados para que les sirviesen más bebida, lo que hacían era levantar sus copas y golpearlas para hacer ruido.

Otra hipótesis que nos habla del porqué del choque de las copas al brindar, vuelve a hacer mención a los habituales envenenamientos como método de deshacerse de los enemigos, en este caso durante la Edad Media.

Si alguien tenía la sospecha de que le habían puesto veneno en su copa, lo que hacía era proponer un “brindis” a su oponente. Al chocar las copas, el contenido de una y otra “salpicaba” y se mezclaba, por lo que el veneno, en caso de que lo tuviese, ahora estaría en las dos copas, y el envenenador no la querría beber.

Una última hipótesis dice que los romanos consideraban que el tomar una copa de buen vino debía ser “un placer para los 5 sentidos”:
– el buen vino debería ser bello al sentido de la vista,
– sabroso al sentido del gusto,
– aromático al sentido del olfato,
– placentero al tocar el cristal de la copa
y como faltaba el sentido del oído, se inició la costumbre de chocar las copas, para así obtener de un vaso de vino, un placer para los 5 sentidos.

Así, aunque muchas veces no llegamos a chocar las copas al realizar un brindis, decimos “chin, chin”, para simular el ruido del choque del cristal de las copas.