Como todos ya sabéis, el vino es una bebida alcohólica obtenida mediante la fermentación total o parcial de la uva fresca o de su mosto. Pero más allá de las definiciones técnicas, el vino es un producto alimentario y debido a su composición química puede causar en el consumidor numerosos beneficios o serios perjuicios.
Los componentes mayoritarios del vino son el agua, el alcohol etílico o etanol y la glicerina, pero también en el vino hay otros compuestos como son los ácidos (tartárico, málico, acético, láctico, succínico, y cítrico), ésteres, sales y compuestos minerales, y compuestos fenólicos.
A la hora del consumo existe una barrera entre lo que se considera beneficioso y perjudicial para la salud, estos límites no se ponen al azar sino que son fruto de largos estudios e investigaciones por parte de profesionales. Lo que está claro es que un consumo de manera habitual y prolongada no aporta ningún beneficio para la salud (todo lo contrario). Por otra parte está el consumo responsable y moderado (el cual quiero defender en este artículo), cuyas cantidades están alrededor de 250 ml de vino tinto diarios (1/3 de botella de 75cl).
Los beneficios que puede aportar el vino son los siguientes:
- Reduce el sobrepeso en dosis moderadas.
- Es «fuente de juventud´´. Reduce el envejecimiento debido a su contenido en polifenoles (antioxidantes).
- Frena el crecimiento de estreptococos de la boca y por lo tanto contribuye a la salud bucal.
- Reduce el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
- Ayuda a conservar la agilidad mental.
- Protección contra tumores cancerígenos: el consumo de vino tinto dificulta el desarrollo de tumores cancerosos.
Contrariamente, en el «lado oscuro´´ de su consumo encontramos las siguientes afirmaciones:
- Provoca enfermedades cardiovasculares.
- Provoca alcoholismo.
- Lesiones en el hígado y el sistema nervioso central.
- El dióxido de azufre existente en el vino puede generar ataques de asma en personas sensibles. No obstante la mayoría de vinos poseen cantidades muy por debajo de los niveles peligrosos para una persona normal.
- Incita la aparición de ciertos cánceres en la mujer: las mujeres que consumen vino tinto, tienen mayor riesgo de padecer diversos cánceres, entre los que se encuentran el cáncer oral, de esófago, de hígado y de mama.
Este artículo pretende lavar la imagen del vino ante aquellos que solamente lo consideran perjudicial para la salud, relacionándolo exclusivamente con las fatales consecuencias que conlleva el consumo incontrolado.
La realidad es que el vino en sí mismo no es malo ni es algo que haya que evitar si no que la responsabilidad recae sobre los seres humanos y el uso que le demos.