Un nuevo concepto de tipo de vinos aparece en los últimos meses con una gran fuerza en el panorama vitivinícola internacional: los vinos naturales. Aunque aparentemente estos vinos pueden pertenecer al grupo de los vinos ecológicos o biológicos, que se encuentran perfectamente identificados y reglamentados, estos nuevos vinos van todavía más lejos, incluso acercándose a los biodinámicos como otra categoría que representa la cima de este tipo de productos.
En todos los casos, el objetivo fundamental es la obtención de alimentos de máxima calidad, respetando el medio ambiente y conservando la fertilidad de la tierra, mediante la utilización óptima de los recursos y sin el empleo de productos de síntesis.
En los últimos años, este sistema de producción ha despertado un enorme interés en respuesta a los grandes problemas aparecidos por el uso y el abuso indiscriminado de determinados productos fitosanitarios de síntesis, destinados a la producción, elaboración y conservación de los alimentos, que, además de llegar a provocar una degradación del medio ambiente, pueden suponer una reducción de la calidad y tipicidad de los alimentos producidos e incluso llegar a presentar una posible toxicidad en su consumo.
La diferencia entre los vinos biodinámicos y los vinos naturales no se encuentra en las prácticas de cultivo del viñedo, que pueden ser similares en ambos casos, si no que se debe a la forma de elaborar los vinos. Para los primeros se puede llegar a intervenir o conducir la fermentación alcohólica con determinadas prácticas biodinámicas admitidas, mientras que en los segundos se excluye cualquier intervención humana, con exclusión de cualquier aditivo, y especialmente la ausencia de clarificaciones o filtraciones antes de su embotellado. En ambos casos, se prohíbe expresamente la utilización de sulfuroso durante la elaboración, conservación y embotellado de los vinos. Otro asunto muy distinto viene de la calidad de estos vinos, donde las severas restricciones en su tecnología de elaboración hace que difieran en mucho respecto de los vinos convencionales, en general hacia peor, pero que puede ser compensado por la naturaleza y sinceridad de este tipo de productos.
Nicolas Joly, viticultor y elaborador francés, apóstol de los modernos vinos biodinámicos, opina que «una botella biodinámica no tiene que ser forzosamente buena, pero sí será auténtica».
Una última reflexión sobre estos vinos se refiere al etiquetado para su puesta en mercado, donde los vinos ecológicos o biológicos se encuentran totalmente amparados por la legislación en la Unión Europea, mientras que para los vinos biodinámicos y vinos naturales, la utilización de estos términos depende de la honradez del elaborador.y esto a veces por desgracia no sucede. Resulta muy tentador utilizar estas denominaciones como argumento comercial.
Sinceramente, no comparto del todo esta idea de los vinos naturales, y sobre todo si están dando un paso atrás en calidad. Es cierto, que cada vez son más artificiales los productos que consumimos, y que se contamina cada día más el medio ambiente, pero en el mercado del vino, se buscan otro tipo de objetivos. Estamos promocionando cada vez más nuestros vinos «TOP», que son vinos que han sido dirigidos por los enólogos, y que llevan intrínseca la firma del autor dentro del vino. Estos vinos, cada vez tienen más calidad, y gran parte de ella es gracias a las nuevas tecnologías en la elaboración. Por lo tanto, en mi opinión es una idea errónea dar un paso atrás en la calidad de los vinos, sólamente por decir que es un producto natural, puesto que cada vez se usan más sustancias inocuas en la elaboración de todos los alimentos.